Regresaba de la escuela montado en una bicicleta ni grande ni pequeña, una bicicleta a mi medida. Emilio hacía otro tanto con la suya. Debo advertir que lo recuerdo sin nostalgia ni remordimiento ni rencor. Él se me adelantaba un poco y yo hacía grandes esfuerzos por darle alcance, pero Emilio siempre iba adelante sin preocuparse de voltear a verme tan siquiera. Llegaba antes a su casa y yo continuaba ya sin Emilio de por medio, libre, sin preocuparme en qué hacer con esa libertad.
Así era todos los días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario